Quitar piedras en la Vesicula

jueves, 17 de agosto de 2017

Rompiendo Cadenas - papeles viejos y sacudiendo cajones



 Me sorprendí rompiendo papeles viejos, y sacudiendo cajones, hurgando en mi pasado y echando a la basura lo que en algún momento guardé y ahora lo tiro. Mis cajones llenos de notas, papelitos, pilas viejas, agendas caducadas y mil cosas que en otro momento atesore, para que el día de hoy los tire a la basura.

Guardamos compulsivamente, por si en algún momento lo necesitamos, y al pasar los años nos damos cuenta que vivimos rodeados de cosas sin utilidad, recuerdos vanos, aferrándonos a ellos por si algún día los vamos a ocupar.

Un boleto del metro, que fácilmente tiene 15 años, la garantía de una grabadora que ya ni existe, el manual de un televisor que le regalé a mi madre hace mas de 10 años, notas de supermercado, tarjetas de felicitación, y la invitación a una boda de gente que ni conozco, llaveros, etc...

Tire tantas cosas que llené dos cajas grandes, que se fueron directo a la basura, por fin, el orden, y el espacio suficiente para cosas nuevas que algún día serán parte de mi pasado, y que probablemente nunca las llegue a ocupar.

Me doy cuenta que también he atesorado sentimientos que nunca pienso ocupar, como el odio, el celo, la ambición desmedida, el egoísmo, y que ahora me encuentro echando a la basura junto con ese par de cajas con recuerdos, quedando mas espacio para la compasión, la paciencia, el amor y el perdón.

Teniendo orden en la casa, y orden en mis sentimientos, siempre queda más espacio para llenarlo con lo mejor de nosotros, para llenarlo de amistad y de comprensión, que en el camino de la vida, nos servirán más que cualquier tesoro. Es importante tener en orden todo, primero un gran lugar para Dios, después, otro para la familia y los amigos, todo con sus prioridades.

Pero es muy importante mantener una vacante, siempre limpia y disponible en todo momento porque nunca sabremos cuando la vamos a necesitar, en algún momento, o en algún lugar, tal vez alguien requiera de ese espacio en nuestro corazón, para encontrar alivio a sus penas, y reconfortarse en un corazón amigo, con la confianza de que quien lo­--- escucha sabrá comprenderlo, para compartir sus penas y alegrías.

Bien, hoy es un buen día para limpiar los cajones y poner nuestras cosas en orden, empezando por nuestro corazón. Dándole la bienvenida a aquel amor que siempre me ha amado de verdad y que por mi discordia siempre he alejado de mi con cualquier excusa, haciéndole pagar por algo que me reprime dentro de mi, sin que ese amor tenga ninguna culpa, y desconociendo mi forma de cambio de mi ternura amorosa a mi rencor u odio al no se que, dañando y acabando día a dia con ese hermoso modo de amarme y de tenerme paciencia por el amor que me entrega.
Tengo hoy que romper esas cadenas que me atan para no ser feliz y seguir rompiendo la felicidad sin condición que ese amor me entrega.

Nunca dejes que el pasado te dañe.
Aprende a vivir con el presente.
Solo el que vive el hoy será feliz, pero sin olvidar el pasado que le hizo tropezar para levantarse y seguir adelante.

Nunca hagas rodar la piedra que te sostendrá, pero no dejes que ella sea de tropiezo para avanzar.

Derechos reservados a los autores originales.


Gracias por no quejarte



En un viaje que hice recientemente estaba sentado detrás de dos niños pequeños que no estaban nada contentos de estar en aquel avión. 
Sus llantos de queja llenaban la cabina.

Justo antes de despegar, una azafata se detuvo junto a ellos y les dijo con una gran sonrisa: "¿De qué se trata todo este quejido?" 

Luego de hacerle gracia al irritable niño de 3 años y a su hermanita por unos minutos, la azafata se inclinó y les susurró muy seriamente: "Debo recordarles que en este vuelo no se permiten las quejas."

Los pequeños se quedaron increíblemente callados. 

Eso hizo sentir mejor a todo el mundo. 
El viaje se hace muy largo cuando uno se tiene que sentar en la sección de quejas.

Estoy seguro de que Dios quisiera recordarme cada mañana que 

Él desea que el día de hoy sea un vuelo donde no se permiten las quejas. Filipenses 2:14 dice que hagamos todo "sin murmuraciones y contiendas". 
Aunque mi tendencia natural es quejarme, Dios desea otro abordamiento: uno que permita que su luz brille a través de mí y anime a los demás (v. 15).

Si no nos quejásemos nunca, ¿cómo afectaría eso a nuestra familia y amigos? 

¿Qué podemos decir de nuestra capacidad de compartir la Palabra de vida con otros? (vv. 15, 16).

¿Quejarnos o no quejarnos? He ahí nuestra elección.


Filipenses 2:14.
Haced todo sin murmuraciones y contiendas

Derechos reservados a los autores originales de este escrito.

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